Ghost Transmission son un grupo de Xàtiva (Valencia) formados actualmente por Miriam y Tatxo, aunque durante la vida del grupo han pasado otros miembros. Desde 2012, tres discos en formato largo completan una discografía impoluta que tiene la colminación este 2022 con Get me high, un disco que huye de la inmediatez de la que tanto oímos hablar estos días y que se ha hecho tan propietaria de los procesos creativos. Con un directo abrumador, les tendremos presentando este disco en el BIS Festival. Si quieres saber un poco más de ellos, aquí tienes la entrevista que hicimos con Mimi.
Imaginad que no sé nada de vosotros y me tenéis que explicar qué música hacéis…
Siempre nos ha costado mucho describir lo que hacemos. Con los dos primeros discos se nos etiquetó como un grupo Dream Pop y Shoegaze aunque nunca hemos sido grandes seguidores de estos estilos. Nuestras influencias en el género, más allá de The Jesus And Mary Chain, son más bien escasas o nulas. Es cierto que hubo un momento en el que escapar de la magia que supuso el Loveless o grupos menos conocidos que My Bloody Valentine como The Black Tambourine era complicado. En los 90’s esa era la música independiente, era la moda.
En el BIS los sellos siempre han sido protagonistas. ¿Hasta qué punto, en el momento actual, es importante un sello para un grupo como el vuestro?
Para un grupo el nuestro tener un sello significa, sin paños calientes, poder editar canciones y seguir siendo capaces de tenerlas en un formato físico. No digo que sin un contrato con una discográfica eso no sea posible, pero es infinitamente más complicado a no ser que tengas una economía detrás que te lo permita. por no hablar de las gestiones y la burocracia que requiere todo el proceso de sacar un disco… Además, los medios y los agentes culturales alrededor de la industria musical siempre van hacerte más caso cuando es un sello el que da la cara por ti.
Por norma general, ¿sois compradores de música o preferís la comodidad e inmediatez de las plataformas como Spotify, Bandcamp o Soundcloud para escuchar a vuestros grupos favoritos?
Tatxo y yo nos permitimos dos fechas al año en las que nos volvemos compradores compulsivos de vinilos: Navidad y en el Surforama. El resto del año puede que caiga algún disco suelto porque en ese momento te interesa y no quieres esperar o es una edición limitada, pero se pueden contar con las manos. Cuando vamos a algún concierto casi siempre compramos a la banda directamente, aunque no nos hayan gustado mucho, supongo que por arranques de empatía. Pero, dicho esto, reconozco con algo de vergüenza que para el día a día echamos mano de Spotify.
Hay un debate creciente en torno a la figura del músico. Creéis necesario que haya un estatuto del músico, con su convenio colectivo?
Me pillas muy verde respecto a esta pregunta y no me gustaría meter la pata. Necesitaría más información para poder opinar. Supongo que como en todo y, dependiendo de quién liderara la negociación y qué intereses se defendieran, podría resultar muy interesante. El tema es que en estas historias siempre se tiene en cuenta la figura del músico que ha tenido la posibilidad de hacer de la música su medio de vida, pero no sé dónde quedaríamos los que seguimos trabajando de otras cosas porque no hemos podido hacer una carrera profesional con esto. Como digo, no estoy puesta en el debate.
¿En qué punto de profesionalización os encontráis? ¿Os véis en algún momento viviendo de la música?
Creo que en la anterior se responde un poco a esta. Nuestra actitud frente a la forma de llevar el grupo siempre ha sido profesional, nunca lo hemos planteado como una forma de pasar el tiempo, de echar las tardes… Eso ya lo hacemos tocando versiones. En Ghost ponemos todas nuestras energías para que las cosas salgan lo mejor y lo más serias posibles, nos dejamos la piel en cada ensayo, en cada grabación… Pero a estas alturas creo que ninguno de nosotros alberga la esperanza de vivir de ello. Esa página del libro la pasamos hace ya varios años.
Si la gente joven no tiene dinero para ir a un concierto, qué ideas se os ocurren para fomentar que las nuevas generaciones se aficionen a la música y a ir de conciertos?
Los ayuntamientos tienen la responsabilidad y la obligación de fomentar la cultura, toda clase de cultura y eso incluye la música en directo. Los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos partidas que van destinadas a ello y, sin embargo, vemos como la oferta cultural pública es repetitiva y muy poco dada a los conciertos. Cuando éramos adolescentes la música en directo era algo muy normalizado en los bares y los pubs, ya no sólo de las ciudades, también en los pueblos. Recuerdo que en Xàtiva uno o dos fines de semana al mes había algún grupo tocando en un pub u otro, era algo tan común que ibas sin saber qué grupo tocaba, entrabas a verles y a consumir. El grupo tocaba, cobraba y todos felices. Luego las normativas y las quejas vecinales fueron derivando en un punto de no retorno. Los bares y los pubs no pueden hacer conciertos sin licencia para ello o sin arriesgarse a una multa, la gente se ha desacostumbrado a ir a un bar a beber mientras ves una banda, sea la sea, tocando su música y así, poco a poco, se mata y se ahoga la cultura underground. Si desde los ayuntamientos quitan ese poder a los bares y los pubs y si para quitarse dolores de cabeza todo lo plantean en blancos y negros, tienen la obligación, la responsabilidad y el deber de ofrecer alternativas y no lo están haciendo.
El 12 de noviembre tocaréis en el BIS, ¿en qué punto de actualidad estará el grupo?
El mes de noviembre estaremos girando por diferentes festivales presentando nuestro tercer disco Get Me High, que salió el pasado mes de marzo y todavía no habíamos tenido la posibilidad de tocarlo en directo más que un par o tres de veces, así que estamos encantados con la idea.
Escucha su último trabajo a continuación…
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